Estrategia, bendita estrategia. Término empleado en
distintas áreas como la economía, administración, la industria militar, el derecho y hasta en el
fútbol. Claro está, que es -algo así- como la niña mimada en el Marketing.
Sin embargo, normalmente - y por
error- tratamos de etiquetar cualquier acción como Estrategia. Es común escuchar decir lo siguiente: “buena la
estrategia de activación de marca”,
“interesante la estrategia de empaque”, “excelente la estrategia de publicidad
exterior”, “esa estrategia de sampling (prueba de producto) está
funcionando”. Todas las frases anteriores no son estrategias. Tampoco son
tácticas; son, más bien, acciones concretas de marketing que se relacionan con
una estrategia en particular. Esto me encargaré de explicar en este post.
Según Michael Porter, Estrategia es un plan ordenado que contempla
procesos, actividades o acciones para crear una posición valiosa y única en el
mercado. La pueden aplicar empresas,
productos, servicios; incluso, personas. Philip Kotler nos ahorra el trabajo de
determinar qué se le puede llamar
Estrategia en el Marketing. Según el reconocido autor, la estrategia más
importante en la Mercadotecnia es la famosa Mezcla
de Marketing que contempla la implementación de la Estrategia de Producto,
la Estrategia de Precio, la Estrategia de Distribución y la Estrategia de
Promoción. El famoso Mix se puede apoyar en otras estrategias para
aumentar la participación de mercados como las Estrategias Corporativas (para Mercados Actuales y Nuevos Mercados),
las Estrategias Competitivas (del Líder, Retador y Seguidor) y las Estrategias por Ciclo de Vida (Introducción,
Crecimiento, Madurez y Declive) Si se tratara de Servicios, tendríamos que
sumar (3 P’s más) la Estrategia de Personal , la Estrategia de Procesos y la Estrategia de Pruebas Físicas.
Los más destacados
autores de la disciplina reconocen que no se puede llamar a una decisión
específica –en tiéndase como “desarrollo de empaque”, “prueba de producto” o “la decisión de color de una marca”- como
estrategia. Las estrategias son, como dice Porter, un conjunto de procesos que
permiten una posición valiosa; son planes o patrones de guía que contemplan tácticas y acciones para su aplicación
en el mercado. Asimismo, lo trascendental no es la Estrategia, en sí misma; si no, el cómo se ejecute la estrategia y se aplique
en la práctica; es decir en los mercados. Ahí radica su valor e importancia. Y
de funcionar, se asegura el éxito del producto.
Para entender de
mejor manera la aplicación de la Estrategia planteó la implementación del
Modelo ETA: Estrategia (1), Tácticas (2) y acciones (3). La Estrategia sería el
Gran Plan a seguir (de Producto, Precio,
Plaza y Promoción; por ejemplo) (1), y
la táctica representará en conjunto de medidas estratégicas (2) para desarrollar y llevar a la práctica la Estrategia;
mientras que las decisiones específicas se llamarán acciones (3) y, a su vez,
formarán parte de la Táctica. La aplicación del modelo nos permitirá, como
estrategas de marketing, un buen planeamiento de nuestras estrategias y el
desarrollo de mapeos de tácticas y acciones (por estrategia). Asimismo
permitirá mejorar, renovar y reinventar el esquema ETA en un corto, mediano y largo plazo.
Analicemos el caso de Laive
con el lanzamiento de su Leche Evaporada
Sin Lactosa: La Estrategia de Producto (I) fue el lanzamiento de una nueva extensión de línea de producto que
contempló el desarrollo de varias tácticas como el proceso de Investigación de Mercados y Segmentación
(táctica 1.1) con la definición de las necesidades del público (básicamente
intolerante a la Lactosa); luego se pasó a la táctica de Desarrollo
de Producto (1.2.) que contempló pruebas de mercado (acciones específicas como desarrollo de Prototipos de testeo) y finamente el Desarrollo del Empaque y Etiqueta (1.3) (se resalta el beneficio de
“0 Lactosa” como una acción
diferenciadora en el diseño del empaque)
Seguidamente se implementó la Estrategia de Promoción
(II) que contempló el desarrollo de una campaña dirigida al segmento
intolerante a la lactosa (táctica 2.1),
y la implementación de la táctica (2.2)
de selección de medios básicamente ATL como la Televisión, Radio y Periódicos. Para ejecutar
está táctica se realizaron acciones
específicas como la contratación de espacios televisivos de señal abierta y
cable; pautas del jingle de la campaña en estaciones radiales y la programación
de impresión de las artes gráficas en
periódicos.
Como podemos analizar, las estrategias son indicaciones
generales (como el caso de la Estrategia del Producto y Promoción de la leche
sin lactosa de Laive) que contemplan la
organización de movimientos específicos que serán nuestras tácticas (en el caso
del Producto: investigación de mercados,
Segmentación, Desarrollo del producto y Desarrollo de Empaque y Etiqueta) y
cada táctica necesitará la implementación de acciones específicas (en el caso
de la Táctica de Desarrollo del
Producto: prototipo inicial, prototipo de I&D, Prototipo de Producción y
Prototipo de Mercadeo Listo)
Como bien lo describe Sun Tzu
en su libro Arte del Guerra: La Estrategia vendría a ser la planeación general para obtener la ansiada
victoria en una Batalla; pero necesita de decisiones de cómo se ejecutará el
Plan en torno a análisis del terreno, movimientos y decisiones de ataque (Tácticas). Asimismo cada movimiento necesita decisiones específicas en el campo de
Batalla: acciones. ¿Qué hay que cuidar y proteger del modelo ETA? No hay duda:
nuestras acciones concretas que nos permitirán una Victoria. En el Marketing,
entendida como un mejor posicionamiento, mayor participación de mercado, mayor
valor y mejor desenvolvimiento de nuestro producto o servicio.
Asimismo, habrá que reorganizar, mejorar y tomar acciones correctivas en el modelo, no
dirigido al tema de las estrategias (porque, como se dijo anteriormente, son factores generales y “de sentido público”;
además están en los libros); sino de todo el proceso táctico, específicamente
en las acciones estratégicas. Al fin y al cabo, es la forma como se hacen
realidad las tácticas en el campo de batalla (los mercados). Sun Tzu, tenía razón, hace ya más de 2,000
años.
Por César Ventura Pinedo