Es
un lunes gris, estoy a punto de terminar mi almuerzo y me queda aproximadamente
una hora para ir a buscar algo de ‘estrategias de ventas’ en una conocida librería.
Me dirijo directamente a la sección de Marketing y comienza mi
búsqueda; cuando, entre gruesos tomos, de recientes publicaciones, resalta un
libro pequeño cuyo color celeste intenso invita a revisarlo (pensé que
podría ser el inspirado Marketing 3.0 de Kotler).
Pero,
no. Se trata del bestseller
mundial “La estrategia del océano azul: cómo desarrollar un nuevo mercado donde
la competencia no tiene ninguna importancia” de
W. Chan Kim y Renée Mauborgne. Anteriormente un amigo me lo había
recomendado pero no había tenido tiempo de ubicarlo. Las estrategias de venta
esperarán.
Su
prosa ágil y efectiva me deslumbra; pero me sorprende aún más el postulado del
libro -eso mismo- la estrategia del océano azul ¿En qué consiste?, suena interesante. Chan Kim y compañía cuentan en las primeras
páginas que las empresas están cansadas, aturdidas y perdidas en “océanos rojos”. Los
autores sustentan que estos océanos rojos son los mercados saturados de oferta,
competencia y productos, y, claro, permanecen en una guerra perpetua donde ya
no hay donde crecer, pero se sigue “derramando sangre” entre acciones y
tácticas estratégicas que han manchado de rojo estas aguas, donde todas las
fronteras ya tienen dueño.
W. Chan Kim y Renée Mauborgne |
Nuevos productos para nuevos mercados
En
el documento se plantean modelos de diagnóstico y generación de estrategias para
cualquier sector, como la interesante matriz de las cuatro acciones “eliminar,
incrementar, reducir y crear” y el sistema de exploración de fronteras de
mercados. No hay duda que el libro es una bocanada de aire fresco en medio de
toda la bibliografía de estrategias inspiradas (¡y saturadas!) en el modelo de
Ansoff, las estrategias competitivas de Kotler y las posiciones competitivas de
Porter.
Sin
embargo, cabe resaltar que el ruso Igor Ansoff ya había dilucidado hace mucho
tiempo la postura estratégica de Chan Kim en su genial Matriz de Crecimiento de
Mercados, creada en 1965, puntualmente en su estrategia de diversificación:
Productos Nuevos para Mercados Nuevos. En otras palabras, cuando se crea una
nueva categoría de producto y/o servicio (entiéndase, por ejemplo, cuando los
rehidratantes entraron al mercado sin otro producto que se le parezca)
automáticamente se genera un océano azul.
Creando nuevas categorías
Starbucks lo hizo en su momento (en 1971 en Seattle), los Smarthphones también, Kola Real desarrolló su propio océano azul en el Perú con una estrategia enfocada en precio (justo) y luego lo volvió a repetir en otros países; Zara comenzó en España y repitió su éxito “de lo más trendy de la moda a precio cómodo” en todo el mundo. Todos admiramos el modelo “azul” de Ikea, inspirado negocio de muebles prácticos y de diseño que se discute en todos los foros y conferencias de Marketing.
Cineplanet,
Bembos, Norkys y La Gran Fruta crearon océanos azules con mucho éxito a nivel
local. Vamos a ver qué pasa con estas marcas en un futuro cercano ¿seguirán
encontrando océanos azules en otros países? Así mismo tenemos el caso reciente de San
Fernando con su “conserva enlatada de pollo” y anteriormente su “jueves de
pavita”. Esperemos que los océanos de estos productos no hayan sido puro espejismo
o
de pronto se seque el pozo. Recordemos que Kotler también acuño una frase
solemne en el marketing estratégico: “no solo vigile el ciclo de vida del producto,
sino también del sector” Faltaría completar: de no ser así, el sector se teñirá
de rojo.
¿Qué
pasa con nosotros, las personas? ¿También podemos crear “océanos azules”? En
marketing hay personajes que sí lo están haciendo. Reúnen ciertas
características: profesionales exitosos, hiper-informados, atentos a las
tendencias del mercado, accesibles, en todo el sentido de la palabra; se
reinventan rápidamente y han creado con
mucho éxito comunidades en redes sociales; no por el simple hecho de figurar,
sino por los resultados de sus trabajos, investigaciones y méritos. Todavía son
pocos, pero sirven de inspiración a las
generaciones jóvenes y no tan jóvenes. Hay que seguirles el paso.
No
obstante, Chan y Mauborgue afirman que los océanos también tienen su ciclo de
vida (entiéndase en sectores, empresas,
productos, servicios y personas) y que estos podrían pasar a “amarillos, naranjas, y finalmente rojos” [1].
¿La llave de la felicidad? seguir descubriendo océanos azules siempre. Y la
enseñanza queda así: los “productos estrella”
¡ya fueron!, ahora el éxito
radica en la creación de “cientos de estrellas (nuevos productos) que se
desintegran en océanos azules infinitos (nuevos mercados sin competencia)”. ¡Chan
Kim y Renée Mauborgne ponen! Mi lunes se tornó azul.
Por
César Ventura Pinedo.
[1]
Licencia interpretativa del bloguero.
Excelente..!!artículo.!
ResponderEliminarGracias, por el comentario. Saludos
ResponderEliminarmuy buen dato
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